Un sustituto por nuestro pecado - 15 de Abril 2025
- Princesas y Guerreras
- 15 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 abr
Un sustituto por nuestro pecado
Isaías 53
Versículo destacado 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Podemos decir que Isaías 53:6 es el corazón mismo del evangelio, las buenas nuevas. Jesús tomó nuestro lugar. El profeta Isaías describió el sufrimiento del siervo de Dios. En Jesús vemos Su cumplimiento, Él tomó nuestros pecados y pagó el precio por ellos. No tenía pecados propios, y las Escrituras cuidadosamente hacen constar el hecho de que Jesús mismo era sin pecado. No estaba sufriendo por Sus propias transgresiones, sino por los pecados de otros. “Fue por mí que Jesús murió, por mí y por un mundo pecaminoso. Y Él no esperó a que yo fuera a Él.
El pecado es una enfermedad que ha afligido a toda la humanidad. No podemos entender la profundidad de la depravación humana, hasta que no vemos la terrible agonía por la cual pasó el Señor, contemplar las horas de oscuridad y oír el terrible gemido de soledad: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Todo esto nos presenta lo que realmente somos.
La mayoría pensamos que somos gente decente, gente buena. No hemos hecho, quizás, algunas de las terribles cosas que han hecho otros. Pero cuando vemos la cruz de Jesús, nos damos cuenta de la profundidad del mal en nuestros corazones y entendemos que el pecado es una enfermedad que se ha infiltrado en toda nuestra vida. El hombre, que fue creado a la imagen de Dios y vivió una vez en armonía con Él, está ahora enfermo y quebrantado, su conciencia arruinada, su entendimiento defectuoso.
Sabemos que esto es verdad. No es de sorprendernos, entonces, que este versículo sea la mejor noticia: “Más Él fue herido por nuestras rebeliones”. Las heridas que Él sufrió fueron el escarmiento que tu y yo merecíamos, pero fue puesto sobre Él. No hay forma de leer esto y no ver que nuestro Señor es el gran Sustituto divino por la maldad del corazón humano. El problema del pecado nos pone a todos en la misma necesidad de redención. Jesús murió por todos nosotros, para que pudiéramos ser libres de no vivir más por nosotros mismos sino con alabanza y gratitud por Su muerte expiatoria.
¿Qué tan grave es el efecto del pecado en nuestra vida?
¿Cómo respondemos ante la muerte expiatoria de Jesús?
Oración:
Señor, gracias por tomar mi propio castigo sobre Tí mismo. Perdóname por aquellas ocasiones en las que todavía busco hacer las cosas a mi manera en vez de a Tu manera, rindo mi vida delante de Tí. En el nombre de Jesús, Amén.
Dios te bendiga
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