Velar y orar - 27 de Junio 2025
- Princesas y Guerreras
- 27 jun
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Velar y orar
Mateo 26: 41
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.Mateo 26: 41 nos destaca la importancia de la oración y la vigilancia de nuestra vida diaria. Jesús nos insta a estar alerta y a mantener una vida de oración constante para evitar caer en tentación. Este versículo es una advertencia y una invitación. Jesús reconoce que el deseo espiritual muchas veces está presente, nuestro corazón anhela hacer lo correcto, buscar a Dios, vivir en santidad; pero también sabe que nuestras fuerzas humanas son limitadas.
La palabra “velad” en este contexto significa estar despiertas y alertas espiritualmente, consciente de los peligros que nos rodean. La tentación puede venir de diversas formas, y es nuestra responsabilidad mantenernos firmes en la fe y resistirla. La vigilancia espiritual implica estar atentas a nuestras emociones, pensamientos y decisiones. La oración es la herramienta que conecta nuestra debilidad con el poder de Dios. Velar y orar es reconocer que no podemos solas, pero con Él sí podemos resistir.
La oración es un medio vital para mantener nuestra relación con Dios y recibir guía y protección. Este versículo enfatiza que aunque nuestro espíritu pueda estar dispuesto a hacer lo correcto, nuestra carne es débil. Somos propensas a seguir nuestros deseos y pasiones egoístas, en lugar de obedecer los mandatos de Dios. Por eso, la oración y la vigilancia son esenciales para resistir la tentación y mantenernos fieles a Dios.
A través de la fortaleza en Cristo y la oración constante, podemos superar cualquier obstáculo y mantenernos firmes en la fe. Seamos conscientes de nuestras debilidades, pero confiemos en la fuerza y el poder de Dios para mantenernos en pie. Recordemos siempre las palabras de Jesús: “Velad y orad”
¿En qué áreas estoy siendo más vulnerable a la tentación?
¿Estoy velando, o me he dormido espiritualmente?
Oración:
Señor, reconozco que muchas veces quiero hacer lo correcto, pero termino cayendo en tentación. Mi espíritu desea agradarte, pero mi carne es débil. Ayúdame a velar y a orar con constancia. Enséñame a depender de Ti cada día, a buscarte no solo cuando todo está mal, sino a vivir en comunión contigo siempre. Gracias porque no me abandonas en mis debilidades, sino que me fortaleces. Amén.
Dios te bendiga
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