Gracia para todos - 20 de Junio 2025
- Princesas y Guerreras
- hace 8 horas
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Gracia para todos
Isaías 55: 1-3
A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
En este pasaje, Dios nos lanza una invitación tan generosa como transformadora: "Venid". No importa si tienes o no tienes; si te sientes vacía, cansada o sin recursos, este llamado es para ti. "A todos los sedientos" – ¿Te has sentido alguna vez insatisfecha, aun teniendo todo lo que el mundo puede ofrecer? Dios sabe que nuestra sed más profunda no se sacia con bienes materiales, ni con logros. Se sacia en Su presencia. Es un llamado universal, sin distinción de personas. Si estás sedienta espiritualmente, si has probado todo y nada ha saciado tu alma, esta invitación es para ti
"Comprad sin dinero" – Esto suena contradictorio. ¿Cómo se puede comprar sin dinero? Aquí vemos una verdad espiritual: la gracia de Dios no se compra, se recibe. Jesús ya pagó el precio por todos nosotros. Aquí se revela el corazón del evangelio: la salvación y la plenitud que Dios ofrece no se compran con obras ni méritos. Son un regalo.
"¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan?" – Esta es una pregunta que nos hace reflexionar sobre nuestras prioridades. Muchas veces invertimos nuestra vida, tiempo y recursos en cosas que no nutren el alma. Dios nos invita a volvernos a lo que realmente alimenta y da vida. Muchas veces invertimos tiempo, energía y recursos en cosas que no llenan el corazón. Este versículo nos desafía a reevaluar lo que estamos persiguiendo.
"Inclinad vuestro oído, y venid a mí" – La invitación es a escuchar Su voz. El primer paso hacia la vida verdadera es detenernos, prestar atención, y acercarnos a Dios. Su promesa es clara: "y vivirá vuestra alma". Y finalmente, Dios promete un "pacto eterno", como el que hizo con David: un compromiso firme, basado en Su misericordia, no en nuestro mérito. Es una oferta de amor eterno, fidelidad inquebrantable y propósito duradero.
¿Estoy buscando llenar mi alma con cosas que no sacian?
¿He aceptado la invitación de Dios a saciarme en Él?
Oración:
Señor, gracias por tu invitación abierta a venir a Ti. Reconozco que he buscado saciar mi alma en cosas que no llenan. Hoy vengo sedienta, con las manos vacías pero el corazón abierto. Háblame, aliméntame con tu verdad, y hazme vivir por tu palabra. Gracias por tu pacto eterno y tu misericordia firme. Amén
Dios te bendiga

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