El Príncipe de paz está en tu barca - 22 de Diciembre 2023

Princesas y Guerreras
22 dic 2023
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Actualizado: 26 dic 2023

El Príncipe de paz está en tu barca

Isaías 9:6

6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

El desafío más grande para un marinero siempre será la tormenta de una noche. Imagina la brisa helada, la fuerte lluvia que parece no acabarse, los vientos que luchan por voltear la embarcación, sumándole la oscuridad de la noche que no permite ver con claridad y menos pensar si la mañana siguiente alcanzará a llegar. Imagina los gritos desesperados de los tripulantes, la angustia de todos por encontrar cómo salvarse y el capitán del barco intentando coordinar todo para evitar la mayor cantidad de daños. Pero, para vivir una tormenta así no necesitamos ser marineros, basta con el despido de aquel trabajo, más el divorcio que estás enfrentando, el corazón roto y defraudado que intentas sacar a flote, la ansiedad que no te deja dormir y la depresión que te tumba en la cama todos los días, la inmensa deuda que no alcanzas a pagar o la pérdida de ese bebé que tanto esperabas.

Todo eso, también son tormentas, y no importa cuál sea la situación que la origine, la sensación de ahogo, miedo, incertidumbre y angustia es la misma, pero la respuesta de Jesús también lo es: “—¿Por qué tienen miedo? —“(Mateo 8:26) ¿Sabes por qué Jesús le responde de esta manera a sus discípulos cuando estos no paraban de gritarle que por favor los salvara de aquella tormenta? Porque Él estaba en la barca, y Él es el Príncipe de Paz ¿Por qué iban a tener a miedo si Él estaba con ellos?

A veces es tan difícil ver a Jesús, porque la tormenta que vemos nubla nuestra fe y nos hace olvidarnos de Aquel que está a nuestro lado. Siempre me ha parecido curioso pensar en cómo era que Jesús estaba durmiendo con semejante estruendo a su alrededor, y la respuesta es sencilla, porque la fe y la confianza de Jesús no estaba en la tormenta, ni en la barca, ni en lo que los discípulos pudieran hacer, la confianza de Jesús estaba en el poder de Dios, que es más grande que cualquier tormenta. Es allí donde Jesús encuentra la verdadera paz, no en lo externo, visible y pasajero, sino en lo Eterno, Admirable y Poderoso. “¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” (Isaías 26:3).

La Paz de Dios no es un logro humano, es un regalo de lo alto especialmente para ti “Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.” (Juan 14:27) Jesús quiere regalarte de esa paz que calmó su corazón al ser acusado falsamente, de esa paz que mantuvo sus pensamientos claros y su corazón puro frente a las tentaciones de este mundo, de esa paz que lo llevó a la cruz con tranquilidad y confianza en el Padre, esa Paz que lo hizo conciliar el sueño en medio de la tempestad, para esto solo debes reconocer quién está en la barca, y si no, invitarlo a subirse en ella. Él quiere estar ahí cuando te enfrentes a esa tormenta, no quiere dejarte sola, Él quiere cuidar tu corazón, tu mente y tus pensamientos.

El Príncipe de Paz está en tu barca, y tan solo una Palabra de Su boca será necesaria para calmar la tormenta. Ten fe, ten valor y ten confianza, pues Jesús agarra tu mano y camina a tu lado, Jesús atravesaría los 7 mares contigo y Jesús tiene una mañana soleada preparada para ti, a medida que lo alabes, le ores y le creas, Él se encargará de levantar un vallado de fortaleza a tu alrededor y regalarte de Su Paz, la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Oración:

Jesús, gracias por estar conmigo, gracias por entregarme el mayor de los regalos, Tu Paz, ayúdame a experimentarla, ayúdame a confiar plenamente en Tu Palabra y a guardar mi corazón en Ti. Calma mi tormenta, ayúdame a aprender de ella y descansar en medio de ella, confío en tus planes pues son más altos que los míos. Te amo y te bendigo, en el nombre de Jesús, Amén.